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Rescatando la vida:

La lógica circular aplicada al recurso agua

 

15 minutos

El manejo del agua nos importa cada vez más a todos, pues se trata de un recurso fundamental para la vida y que vemos amenazado por distintos problemas tanto de cantidad como de calidad. Algunos de ellos son gatillados por temas tan complejos, como el cambio climático o los microplásticos, que pareciese que no hay punto de retorno.

Chile se encuentra entre los 10 países más vulnerables a la crisis climática, experimentando hoy por hoy sequía en algún grado en el 72% de su superficie, lo que afecta a su vez al 38% de su población, cerca de 6 millones de personas.

Ante este panorama surgen distintas alternativas de solución con distintos grados de complejidad tecnológica, social, económica e incluso política. Y es que las soluciones al tema del agua nos competen y afectan a todos, pero no siempre contamos con el conocimiento para entenderlas y poderlas comparar.

Vale la pena entonces analizar el espectro de posibles soluciones con una perspectiva circular que nos permita ordenar y discernir de mejor manera su idoneidad.

Lo primero es recordar que la perspectiva circular aplicada al manejo de recursos nos llama a resolver los problemas con una jerarquía en mente, siempre priorizando el rechazo del consumo que no es necesario y la eficiencia en el uso que sí lo es, y potenciando el carácter regenerativo de la naturaleza, de manera que sea ella misma la que pueda renovar la presencia de los recursos que consumimos en la cantidad y calidad que requerimos.

Reducir el consumo

Primero debemos abordar el desafío de la circularidad en el manejo del agua buscando reducir su consumo. ¿Qué consumo? Esta es una pregunta de suma importancia, pues con frecuencia nos planteamos soluciones como cerrar el grifo del agua mientras nos lavamos los dientes o bañarnos más corto, las cuales si bien son necesarias no son suficientes.

La clave está en entender dónde se ocupa en mayor medida el recurso y esto es en la producción de alimentos. La agricultura ocupa en promedio el 70 % del agua que se extrae en el mundo, de ahí que ocuparnos de lo que comemos y cómo se produce puede tener un impacto gigantesco. Por ejemplo, toma del orden de 2.400-3.000 litros de agua hacer una sola hamburguesa, considerando el agua que se utiliza en la alimentación y faenamiento del ganado, y además el agua que se contamina en todo este proceso, mientras que se ocupan solo 25 litros para producir un kilo de lentejas.  Esto significa que una sola hamburguesa equivaldría a unas 30 duchas de 5 minutos. Por ello, reflexionar sobre lo que comemos puede tener un impacto mayor que otras medidas directas.

Más de allá de lo que comemos, también está el cómo se produce, pues las ineficiencias en la conservación del recurso agua en la agricultura pueden producirse también en la producción de lentejas o cualquier otro alimento, si es que no se practican las técnicas agrícolas adecuadas, las cuales pasan principalmente por el cuidado de otro recurso muy valioso, el suelo.

Ya en 1994 un estudio por Hudson mostró que un suelo franco-arenoso con un 4% de contenido de materia orgánica retiene más del doble de agua que uno con solo 1% de materia orgánica. Así, la agricultura regenerativa se posiciona hoy por hoy como la gran alternativa para el cuidado del agua, además de la disminución de las emisiones de gases efecto invernadero y la fijación de carbono en el suelo.  (Ver recuadro 1)

Recuadro 1. Los cinco principios de la agricultura regenerativa

  1. Reducción de la alteración del suelo: El requisito más importante para la regeneración del suelo es minimizar la labranza y disminuir la alteración del suelo.
  2. Cubrir el suelo:  Una capa de cultivos verdes puede proteger la superficie del suelo de los dañinos rayos solares y las heladas y evitar que la lluvia lo erosione. Por tanto, mejorará la capacidad de retención de agua del suelo, acelerando a su vez un mejor ciclo de nutrientes.
  3. Asegurar raíces vivas en el suelo durante todo el año: Las raíces de plantas perennes producen nutrición para los microorganismos en la base de la red alimentaria del suelo, lo cual a su vez, garantizará el servicio de fertilización de los cultivos actuales y futuros.
  4. Practicar la diversidad de cultivos: el monocultivo puede despojar al suelo de sus nutrientes y promover aún más la erosión. El cultivo de una amplia gama de cultivos puede garantizar un equilibrio de los nutrientes del suelo y un mejor manejo del agua. La rotación de cultivos, los cultivos complementarios y los cultivos de cobertura son las pocas formas de lograrlo.
  5. Integrar el ganado: incorporar el pastoreo de ganado en las prácticas agrícolas puede ampliar los beneficios de las técnicas mencionadas ayudando a devolver materia orgánica al suelo y dispersar semillas.

Una vez abordado el ámbito de la agricultura como principal consumidor del recurso, podemos adentrarnos al ámbito doméstico donde el reducir puede abordarse, por ejemplo, usando grifería de bajo consumo de agua para cocina y duchas, inodoros de bajo consumo o incluso compostables, y especies de bajo consumo de agua en el jardín.

El reducir también puede abordarse teniendo la calidad en mente, esto significa usar el agua de mayor calidad para usos más exigentes y no desperdiciarla en usos que pueden ser suplidos por agua reusada o reciclada. Por último reducir significa también satisfacer dentro de lo posible la demanda remanente, con fuentes de agua renovables y de fácil acceso, como el agua lluvia, o proveniente de la niebla, versus el agua potable que viaja grandes distancias y a la que damos usos que no requieren potabilidad como los inodoros. Esto nos lleva a la siguiente práctica, el reuso del agua.

Reuso del agua

El reuso del agua la entendemos como una acción que denota la mínima transformación del recurso previo a su nuevo uso.  En este caso, prácticas como la recarga de inodoros usando agua del lavamanos o el riego de árboles con agua de la lavadora, por lo general no implican mayor tratamiento del recurso siempre que se usen detergentes adecuados.

Otro aspecto clave en este tipo de prácticas de reuso es el contar con sistemas de separación de caudales de las aguas grises (provenientes de lavamanos, lavadora y duchas) de las aguas negras (aguas de inodoros mezcladas con estas), siendo estas últimas más contaminadas por materia orgánica y patógenos y, por ende, de más difícil tratamiento.

Reciclaje del agua

El reciclaje del agua implica un tratamiento mayor en la medida en que se trata de aguas más contaminadas. Las posibilidades tecnológicas son incontables, pues los tratamientos fisicoquímicos y biológicos se combinan en cadenas a fin de ir eliminando paulatinamente distintos tipos de impurezas del recurso, haciéndolo apto para su nuevo uso.

El reciclaje de agua se puede hacer para suplir necesidades como el riego siempre que no existan contaminantes como sales, metales pesados o patógenos. Además, en el reciclar no solo se puede recuperar agua, sino también por ejemplo celulosa, proveniente del papel higiénico, o nutrientes como azufre, fósforo o materia orgánica e incluso energía a través de intercambiadores de calor. También se pueden utilizar tecnologías que propician la transformación de materia orgánica en combustibles como el biogás.

En el contexto del reciclaje del agua, desde una perspectiva circular, lo más importante es diseñar los sistemas para su regeneración desde su origen, de manera que se minimice la mezcla de caudales poco contaminados con aquellos que sí lo están, se prevenga la dilución que hace más difícil y costoso el tratamiento y se prevea el uso del agua reciclada lo más cercano posible a su origen. En esto último tenemos mucho que avanzar aún puesto que tradicionalmente a nivel urbano se cometen estos tres errores que hacen muy costoso y no siempre exitoso la limpieza de las aguas. Es por esto que hoy por hoy se rediseñan sistemas de uso de agua descentralizados como los que ejemplificamos en el estudio de caso de este boletín, que demuestran que es posible hacer un manejo más inteligente y circular del recurso.

Modelo circular de negocios para el agua

Pero el desafío del manejo circular del agua va más allá de la tecnología y las buenas prácticas y se relaciona también con el modelo de negocios, que la hace disponible en la oportunidad y calidad requerida y desincentiva su consumo excesivo. En este sentido vale la pena cuestionarse cuál es la mejor manera de dar una señal adecuada que permita que la jerarquía en el manejo circular del recurso efectivamente se aplique en la práctica. Las consideraciones sobre el mercado, la propiedad, la institucionalidad y las tarifas van de la mano con los incentivos para ahorrar y gestionar el recurso de manera lineal o circular.

A nivel internacional algunos de los ejemplos más notorios y bien documentados son los de países como China e Israel. China desde hace décadas tomó medidas de política pública para privilegiar el  diseño de sistemas de tratamiento descentralizado y reuso de agua en Beijing, su capital. Las principales medidas tecnológicas de ahorro de agua incluyen la reutilización de aguas residuales con medidas como las plantas descentralizadas y acueductos exclusivos para el transporte de aguas grises tratadas, facilitando así su reuso, y medidas para la recolección de agua de lluvia. Asimismo, hubo un gran giro institucional que privilegió la simplificación institucional y reorganizó la distribución del poder. Por ejemplo, la Oficina de Ahorro de Agua de Beijing, que se estableció en 1981, antes de la reforma a la gobernanza del agua era un pequeño instituto perteneciente a la Oficina de Servicios Públicos de Beijing. Sin embargo, después de la reforma se le dio el rango de Oficina y se reforzó su responsabilidad.

Considerando las políticas públicas, en Chile el código de agua genera derechos de propiedad sobre ella, lo que por un lado garantiza su cuidado (como cualquiera de nuestros bienes, a diferencia de los bienes públicos), pero por otro fomenta la especulación. Este tema se está tratando en el cambio de la Constitución y debe verse lo más técnicamente posible. En este contexto, es importante señalar que en general es deseable una señal de precios, que permita subir el precio de los productos que usan agua en tiempos de sequía y que no los mantenga bajos fomentando su consumo indiferente al problema.

Por otro lado, como lo hace la actual ley, se debe privilegiar el consumo humano y las necesidades de los ecosistemas. Si embargo, estas medidas ya existentes han fallado en ser implementadas de manera práctica, salvo en contados casos. Uno de estos, de los que indudablemente se debe aprender, es el caso esperanzador de Tierra Amarilla, donde las  señales de precio y la alerta institucional de gobierno, empresa y comunidades, que dieron paso a la mesa del agua, convirtieron el drama de este lugar en una oportunidad para conjugar distintos modelos de negocio circulares.

En Tierra Amarilla, primeramente, se comenzó a buscar tecnologías innovadoras para producir minerales de baja ley con menor cantidad de agua; segundo, proyectos de desalinización han permitido cubrir necesidades de la comunidad y de las empresas (mineras y agrícolas). Su gran enseñanza ha sido que la acción coordinada permitió intervenir de manera eficaz un mercado no suficientemente regulado, que fue fuertemente afectado por una sequía y por muchos años de abandono institucional.

Hoy por hoy, las localidades de Tierra Amarilla, Chañaral y parte de Copiapó, que durante décadas no recibían agua potable que cumpliera con la Normativa Chilena 409, reciben agua de excelente calidad, gracias a la acción mancomunada que permitió la inversión de $28 mil millones en dos años y que se traduce en este gran logro.

En Tierra Amarilla también se comienzan a aplicar innovaciones importantes y circulares, tanto desde el punto de vista de los minerales como del agua. Es el caso del Ore Sorting, una tecnología de punta, a través de la cual las rocas recuperadas pasan por una cinta que posee cámaras, sensores y rayos X, con el objetivo de identificar cuál de ellas posee restos minerales que pueden ser rescatados. Con lo anterior se baja la cantidad de relaves posteriores al proceso minero, además de valorizar los residuos de las plantas mineras recuperando el mineral remanente.

Desalinización

Un tema de gran relevancia es la desalinización. El desalinizar y transportar agua con energía solar es un importante avance en términos de circularidad. De hecho es quizás una de las pocas alternativas para el norte del país de abastecerse de agua dulce. El agua requiere de almacenamiento y transporte, lo cual por su volumen y peso hace muy difícil su traslado en grandes distancias como lo hacemos actualmente en el caso de la energía eléctrica. En este caso, la geografía de nuestro país nos bendice con su cercanía permanente al mar en todas nuestras regiones.

(Ver Nota de Proyecto FHC de Collahuasi)

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